Hay prisiones peores,
Que las de piedra y cemento,
Pues encierran fuerzas adentro,
Que deben fluir en libertad.
Una prisión de sentimientos,
Siempre fallará en su función,
Pues en algún inevitable momento,
Sus custodios escaparán.
Y cuando eso vaya a pasar,
Habrán solo dos alternativas:
Los sentimientos, sigilosos, escaparán
Liberando poco a poco la presión,
O se desatará una explosión,
Que destruirá todo a su paso,
Sin mesura o compasión.
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